Con el calor que hacía apetecía pasar por este pasillo de adoquines rociado por cuatro aspersores, pero no es plan. Yo no sé si son gamberros los que mueven los aspersores o el personal de parques y jardines que no los colocan correctamente, pero que luego no me venga la factura del agua con Fluvi diciéndome que he gastado mucha agua.
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