Como no hay matojos salen a la luz los excrementos, esta vez si de perros, porque caballerizas por esta zona de Zaragoza no hay que yo sepa, a no ser que sean los caballos de la Zaragozana aunque lo dudo mucho, hay gente incivica y punto que prefiere ir dejándonos regalitos visuales y olorosos en la calle José Pellicer.
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